¡dímelo ya!
¡deja de estarme diciendo las cosas a cuenta gotas!
si lo que buscas es sacarme de tu vida ¡hazlo tú! porque yo no tengo la menor intensión de sacarte de la mía.
En el trono de Fortuna yo acostumbraba a sentarme noblemente con prosperidad y con flores coronado; evidentemente mucho prosperé feliz y afortunado, ahora me he desplomado de la cima privado de la gloria.